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Eduquemos con el corazón de don Bosco para el desarrollo integral de los jóvenes, sobre todo los más pobres y desfavorecidos, promoviendo sus derechos.

Queridos todos, hermanas y hermanos en don Bosco, os saludo cordialmente en nombre de todas las VDB del mundo.
Quiero ante todo agradecer a nuestro Rector Mayor el regalo que ha hecho a toda la Familia Salesiana, ofreciéndonos este aguinaldo que nos interpela desde lo más íntimo y nos anima a verificar nuestro modo de responder a las necesidades de los jóvenes de hoy.
En toda época y en todo rincón del mundo se encuentra el mal, la miseria,… que golpea sobre todo a los jóvenes. Nosotras VDB queremos repetir con don Bosco "da mihi animas", no como simple sentimiento devoto, sino como compromiso concreto que, con la ayuda de Dios y la gracia de la vocación, cada uno, en el propio ambiente y en la propia cultura, realiza para la salvación de los jóvenes.
Muchas de nosotras estamos comprometidas en el ámbito educativo, en las escuelas, en los oratorios, en las actividades parroquiales y en diferentes proyectos orientados a la ayuda espiritual y material de los jóvenes, pero podemos decir que todas llevamos a los jóvenes en el corazón como nuestro "primer amor", incluso aquellas que no tienen un contacto directo con ellos. Muchas veces pueden pasar semanas o meses sin encontrarse directamente con los jóvenes, pero creemos y estamos seguras de que también quien está comprometida en un rol administrativo, quien está enferma, o es anciana,… puede cooperar a la salvación de los jóvenes: a través de la ofrenda diaria de ellas mismas al Señor pueden y quieren dar eficacia a la palabra y a las iniciativas de quién trabaja directamente con la juventud.
Cuando estamos unidas a Cristo Jesús, en su corazón encontramos que nuestro deseo es también su deseo: amar, salvar, dar la plenitud de la vida y del gozo a los jóvenes. Nosotras nos empeñamos con todo lo que somos para el bien de la juventud, pero es Él quien hace crecer.
Nosotras Voluntarias, como Instituto, no tenemos obras que dirigir, pero cada una de nosotras, allí donde está, en las situaciones más diversas, trata de hacer vivo el corazón de don Bosco, ofreciendo esperanza, escucha, atención, ternura, apoyo a los jóvenes, sobre todo a los más pobres y desfavorecidos.
Quiero, rápidamente, hacer una presentación de algunas experiencias de las Voluntarias en diferentes partes del mundo. Como pequeñas teselas de un mosaico, que contribuyen a la construcción del plan de Dios en el mundo, según el corazón de don Bosco y el de nuestro don Rinaldi.
Elena de Riga-Letonia - Es fiscal y cada día trata causas que la hacen encontrarse con el mal, el pecado, tantas familias truncadas. Busca el bien de todos, sobre todo de los niños y con frecuencia se encuentra haciendo terapia familiar. La oración le da luz y paz cuando en su trabajo tiene que enfrentarse a causas particularmente complicadas. Me ha contado que una vez se acercó a una joven mujer que veía siempre a la salida de la iglesia. Estaba sucia y desaliñada y todos la evitaban. Le preguntó qué buscaba. Dijo que quería encontrar un sacerdote, pero no sabía ni cómo ni dónde. Le dio la mano, y la acompañó. Al cabo de unos meses pudo hacer de madrina para ella y para su hija. Aquella joven mujer deseaba encontrarse con Dios y lo consiguió a través de una VDB que había sabido pararse, ver la necesidad y tender la mano… como don Bosco.
Clara-Italia - Es profesora pensionista, pero una voluntaria no se pone nunca "en pantuflas". Dirige un jardín de infancia parroquial y, consciente de la importancia de la familia en el proceso educativo, pone a disposición su competencia, organizando la "escuela de padres". A través de la confrontación, la profundización, la toma de conciencia, ayuda a la familia a asumir su insustituible función… como don Bosco.
Emilia de Prešov-Eslovaquia – Hace ya quince años que trabaja como profesora, en una escuela estatal, con los gitanos. Ellos son su amor. Esta gente siempre marginada y que no tiene buena fama, pero Emilia también hace de portavoz de estos hermanos ante las autoridades para que les ofrezcan mejoras en sus condiciones de vida y que todos los muchachos dispongan de puestos escolares de manera que gocen de la posibilidad de estudiar. No siempre su empeño es bien comprendido y muchas veces tiene que sufrir recriminaciones y acusaciones de los vecinos y de los colegas, pero ella es incansable en el buscar nuevas modalidades de ayuda para esta gente amada de Dios… como don Bosco.
Charo de Lima-Perú - Es psicóloga en las escuelas estatales y salesianas; se ocupa sobre todo de los niños pobres y por ellos de sus familiares, ayudando a estos últimos a ser buenos educadores… como don Bosco.
Miriam-Italia - No quiere quedarse mirando cuando nuestra sociedad del bienestar se muestra indiferente, incluso hostil, hacia los inmigrantes. Se ha convertido en un punto de referencia para tantas familias y, sobre todo, para tantos niños procedentes de otros países y hace de "puente" entre ellos y la escuela, la administración, las instituciones: ofrece ayuda escolar, posibilidad de aprender la lengua, de socializarse con otros conciudadanos, pero sobre todo ofrece un corazón grande que sabe amarlos… como don Bosco.
Melesech-Etiopia - Es ama de casa y ya desde hace años acoge en su casa a niños huérfanos que viven en la calle. Hace de mamá de una decena de niños. Algunos están ya creciditos y los ha enviado a insertarse en la sociedad, pero para otros aún no ha llegado el momento. Lava, cocina, amonesta, educa, abraza como una verdadera mamá… como don Bosco.
Franca-Italia - Trabaja en una casa-familia para muchachas madres. A estas jóvenes les da toda su vida, va mucho más allá del horario de trabajo: las acoge, las guía, las apoya, les enseña cómo hacer de mamás. Para todos los niños es la "tía Franca", un punto de referencia seguro en sus vidas. Ofrece su sonrisa a todos… como don Bosco.
Muchas de nosotras trabajan en lugares de responsabilidad, donde se toman decisiones sobre los jóvenes y sobre su educación; contribuyen con su competencia a la realización de diferentes proyectos a nivel nacional e internacional; no siempre se ven los frutos, pero no se pierde nunca la esperanza. Esperanza en los jóvenes y de modo especial en el gran amor de Dios por todos.
"Basta que seáis jóvenes" decía don Bosco. Es verdad: ¡basta ser jóvenes para ocupar nuestro corazón! Agradecemos a Dios porque hemos sido llamadas a ser instrumentos de salvación para tantos jóvenes.
Queremos ser y estamos listas para los nuevos desafíos de nuestro siglo. Buenas noches.

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